Por: Kafda
Cuenta una residente de San Francisco de la Montaña en la provincia de Veraguas que el gallito era uno de los juegos más populares de su infancia. La señora, que no llega a los sesenta años, armó uno de esos juguetitos hasta ese entonces desconocido para casi tod@s l@s miembros de MACHÍN.
Se aplasta un platillo de botella hasta dejarlo completamente plano. Luego se le abren 2 orificios por donde se le introducirá un hilo elástico de ambos lados para que el platillo quede insertado en el medio de la tira. Se amarran los extremos y listo. Se obtiene un pequeño artefacto que al sostenerlo entre los dedos de ambas manos mantiene un disco metálico en suspensión. Al estirar y encojer el hilo elástico el disco comienza a girar y puede alcanzar velocidades que provoquen un curioso zumbido. Esto es el gallito.
Con este juguete no sólo se puede provocar el singular sonido sino también batirse a duelo con otro poseedor del artefacto acercando ambos discos a velocidad. Ganaría el duelo aquél que inhabilite o rompa el gallito del contrincante o que, como pasa muchas veces, se corte uno de los jugadores por el filo del platillo. Los que lo jugaron advierten de este peligro y lo pudimos comprobar, ya que por un descuido de segundos el disco saltó inesperadamente sobre mi dedo índice.
Es posible, dicen los expertos, crear un gallito más inofensivo reemplazando el platillo por botones. Pero me pareció acertado experimentar la versión original para comprobar y sentir la adrenalina de lo aparentemente simple.
